¿Qué es el evangelio?

¿Qué es el evangelio? es una pregunta que todo cristiano debería contestar sin titubeos. Sin embargo, no existe una explicación concreta para el término en la mayoría de los casos, sino que se entiende generalmente como “las buenas nuevas de salvación”. Pero ¿Qué son estas buenas nuevas concretamente? Responder esta interrogante es fundamental para la salvación. Es por eso que por medio del análisis bíblico se confirma que la Pascua del Nuevo Pacto es el evangelio.
El evangelio que Jesús predicó
El evangelio nos permite recibir la salvación, es decir, ir al reino de los cielos cuando esta vida termine. Jesús mismo vino a esta tierra y fue el primero en predicar el evangelio.
Mt. 4:23 “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino…”
Si creemos en Jesús como nuestro salvador, podremos recibir el evangelio predicado por él y entender la importancia contenida en si para nosotros.
La importancia del evangelio
El evangelio tiene bendiciones y promesas por las cuales Jesús quería salvar a los seres humanos.
Ef. 3:4-6 “…como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio.”
Por medio del evangelio nos convertimos en herederos de Dios, en miembros de Cristo y en copartícipes de la promesa (la vida eterna). Es por eso que Dios no encarga la misión de recibir y participar del evangelio a cualquier persona, sino solo a los que han sido aprobados por la gracia de Dios.
1 Ts. 2:3-4 “Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.”
Ro. 15:15-16 “… por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.”
El libro de Romanos fue escrito por el apóstol Pablo que llegó a ser ministro del evangelio con el cual debía de proclamarlo a las personas de su época. Del mismo modo, si nosotros recibiéramos el evangelio en esta época, por la gracia de Dios, tendríamos el deber de predicarlo con gozo y gratitud.
¿Qué es el evangelio específicamente?
Si no conocemos qué es el evangelio específicamente, no sabremos cuál es el mensaje que debemos compartir con las personas para que ellas también puedan ir al cielo. Por eso, analizando el testimonio de Pablo concretemos el mensaje de salvación en su núcleo central.
Col. 1:23 “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.“
El apóstol Pablo se llamó a sí mismo “ministro del evangelio”. Comparemos este testimonio con el siguiente:
2 Co. 3:6 “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
No es que Pablo haya recibido dos misiones o enseñanzas distintas, sino que ser “ministro del evangelio” es equivalente a ser “ministro del nuevo pacto”. De esta forma, podemos concretar que el “Nuevo Pacto” enseñado por Jesús es el evangelio que debemos transmitir.
La Pascua es el núcleo del evangelio
El momento en que el mismo Jesús pronunció las palabras “esta copa es el nuevo pacto en mi sangre” es el momento exacto del establecimiento del nuevo pacto. Confirmemos esta escena.
Lc. 22:20 “De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”
Lc. 22: 15 “Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que yo padezca…”
En ese momento Jesús estableció el nuevo pacto, en la Pascua. Por lo tanto, la Pascua es el núcleo del evangelio, siendo el único momento en que Jesús dijo “es el nuevo pacto” refiriéndose a la copa de vino de la pascua.
Entonces, al enseñar con respecto de Cristo si no enseña la importancia de la pascua como núcleo del evangelio, es abandonar el punto central de la verdad de salvación. Pero, muchos cristianos no celebran la Pascua, conforme a como está escrito, es decir, perdieron el núcleo de la verdad enseñada por Jesús. Esto ocurrió debido al Concilio de Nicea del 325 d.C. en el cual la Pascua fue abolida por decreto.
Dios recalca la importancia del evangelio
La advertencia para los que no obedezcan el evangelio desde su núcleo, la Pascua, es muy clara.
2 Ts. 1:7-9 “…cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.”
Del mismo modo, los que creen en Dios, pero han decidido seguir enseñanzas que no incluyen la Pascua como punto central o que directamente la obvian, también están en un escenario similar, ya que crean o enseñan un “evangelio diferente” del que Jesús mismo enseñó.
Gá. 1:6-9 “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”
El evangelio en la Biblia es la Pascua del nuevo pacto. Por eso, los que no guarden la Pascua no podrán tener otro destino más que la condenación.
Por eso la Iglesia de Dios guarda la Pascua del Nuevo Pacto, conforme a todo lo que está escrito de ella en la biblia. Este es el núcleo central de las enseñanzas de Jesús, es decir, no es su única enseñanza, pero es la que permite que el resto de las mismas se articulen como un todo. Sin la Pascua no podemos ni siquiera comprender correctamente el resto de las enseñanzas de Dios. ¿Por qué? podríamos pensar, es porque la sabiduría para entender el misterio de Cristo se relaciona directamente con ella.
Ef 1:7-10 “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.”
Recordemos, “esta pascua es el nuevo pacto en mi sangre” y guardémosla, predicando el evangelio hasta el final como el apóstol Pablo, para entrar en el reino de los cielos recibiendo todas las bendiciones que Dios prometió.